miércoles, 29 de mayo de 2013

CAPITULO 6




Pedro iba en su convertible, llevaba puestos sus lentes y el fuerte aire jugaba con su cabello. En el trayecto no pudo evitar recodar la bella sonrisa de Paula… esa sonrisa formada por sus labios, los cuales él deseaba probar. Desde la primera vez que la vio añoro el día en que sus labios y los de ella estuvieran juntos…pero jamás imagino que le costaría tanto trabajo…el carecía de paciencia y no le daba pena admitirlo.
― Pronto sentiré tus labios― Dijo en voz alta seguido de una sonrisa.
Llego a la empresa, al entrar todos lo recibieron como lo que era… el dueño y jefe. La secretaria, de nombre Martina siempre había sentido cierta atracción hacia él, y en una ocasión el se había acercado a ella… pero después de haber conocido a Paula, nunca más le dio esperanzas a Martina.

―Pedro, es agradable tenerte aquí― Le saludo Martina mientras sonreía de forma seductora.―
―Gracias Martina― Pedro pensó en levantar la mano y enseñarle su anillo de matrimonio, pero pensó que sería muy bajo de su parte― Puedes decirle a Carlos que pase a mi oficina, ¿por favor?
― Por supuesto― Contesto ella mientras levantaba el teléfono.
― Te extrañaba― Se refirió Pedro a su oficina mientras se sentaba en su silla de trabajo. ― Este escritorio necesita algo… necesita una foto de Paula― Pensó en voz alta.

― Amigo― Dijo Carlos mientras entraba― ¡Me alegro tanto de que estés aquí! ―
Pedro se levanto y lo abrazó dándole unos golpecitos en la espalda.
― Espera un momento― Dijo Carlos mientras entrecerraba los ojos― Vuelve a levantar tu mano izquierda.
Pedro la levanto mientras sonreía
― No lo puedo creer… Pedro Alfonso… ¡te has casado! ― Carlos volvió a abrazarlo― Cuando me dijiste que estabas a punto de casarte con… esa chica ¡jamás pensé que hablaras en serio!
― Eso explica el porqué de tu ausencia en la ceremonia― Bromeo Pedro.
― Pensé que estabas jugando... no pensaba gastar dinero en un boleto de avión para que cuando llegara escuchara un: era broma. Debiste insistirme con que era cierto… así no me lo habría perdido. Aun así muchas felicidades― Carlos tomó asiento― Y bien, ¿cuál es su nombre?
― Gracias por tu felicitación. Se llama Paula Alfonso― Una amplia sonrisa apareció en su rostro― Anteriormente Paula Chaves.
― No dejaste de hablarme de ella durante 3 meses… y mira finalmente te has casado con ella. Apuesto a que son muy felices.
― Algo así― Dijo Pedro haciendo una mueca― Apenas nos casamos ayer y digamos que las cosas no han resultado tal como lo esperaba… bueno si, pero solo las cosas malas―
― No te preocupes… con el tiempo tendrán una relación llena de amor― Dijo Carlos comprendiendo las palabras de su amigo Pedro.


Pedro le había contado todo a Carlos. Para Pedro Carlos más allá de ser un amigo era un confidente.

― La hubieras traído. Pasado mañana habrá una fiesta de etiqueta ― Dijo Carlos
― ¿Qué celebramos? ― Preguntó Pedro con entusiasmo
― En lo que va del año hemos duplicado las ganancias y además firmamos contrato con Épsilon, ya sabes, la empresa que tanto deseabas.
― Estoy impactado― Dijo Pedro abriendo sus ojos como dos platos― Buen trabajo Carlos, y bueno para tu información, Paula ha venido conmigo… solo que se ha quedado en casa.
― De veras que te gusta estar cerca de ella el mayor tiempo posible, no has aguantado dejarla en Nueva York por tres días― Negó con la cabeza a manera de burla.
― Ni tres, ni dos, ni siquiera un día podría estar sin ella― Admitió Pedro― Es más, le he mentido diciéndole que tengo que estar aquí dos semanas
― Muy mal… apenas llevan un día de casados y ya has dicho una mentira Pedro― Su amigo soltó una carcajada. ― ¿Para qué le has dicho que son dos semanas?
― Porque en parte… quiero disfrutar de Hawái en compañía de ella… ya sabes como una luna de miel.

Carlos levantó las cejas con picardía.

― ¿No te ha bastado con la noche de bodas? ― Pregunto él con voz ronca, siempre bromeaba así con Pedro― Dale un respiro, hermano
Ambos rieron.Pedro miro fijamente hacia unos papeles que tenía en su escritorio.
―Te vas a sorprender por lo que te voy a decir pero― Hizo una pausa para mirar a su amigo― No paso nada ayer, no la toque, ni siquiera dormimos en la misma cama.
― ¿Qué? ― Carlos salto de su silla― Pero si la deseas desde que la conoces, como es que ahora que tienes derecho porque es tu esposa, no has aprovechado― Estaba sorprendido.
― Lo sé, se que yo mismo te decía que muchas veces tuve que controlar mis impulsos… pero la verdad es que quiero que cuando suceda sea porque ambos quisimos y no solo yo― Aclaro Pedro mientras se servía un vaso con agua.
― En eso tienes razón― Coincidió su amigo―
― Tú sabes que quiero tener familia― Dijo Pedro con media sonrisa
― Si, pero no tan pronto. También se que en este momento solo quieres demostrarle tu amor― Su amigo tenía una gran sonrisa.
― Así es― Contesto el antes de beber el agua de su vaso.
Ellos siguieron charlando mientras se ponían a trabajar. El tiempo voló, ya eran las 4:00 de la tarde y Pedro no se percato de ello, hasta que Carlos se lo dijo.
― Es muy tarde y Paula esta sin comer, le prometí que comeríamos juntos. ― Dijo saliendo de la oficina― Nos vemos.

Pedro condujo un poco rápido, anisaba llegar a casa y encontrarse con su esposa. Estacionó el coche y entro a paso rápido.
― Paula― La llamo varias veces pero no obtuvo respuesta.
Camino hasta la habitación de su esposa y ahí la encontró dormida.
Es tan hermosa pensó Pedro. Una vez más, pero sin que ella lo notará, la beso en la frente.



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