― Pronto sentiré tus labios― Dijo en voz alta seguido de una sonrisa.
Llego a la empresa, al entrar todos lo recibieron como lo que era… el dueño y jefe. La secretaria, de nombre Martina siempre había sentido cierta atracción hacia él, y en una ocasión el se había acercado a ella… pero después de haber conocido a Paula, nunca más le dio esperanzas a Martina.
―Pedro, es agradable tenerte aquí― Le saludo Martina mientras sonreía de forma seductora.―
―Gracias Martina― Pedro pensó en levantar la mano y enseñarle su anillo de matrimonio, pero pensó que sería muy bajo de su parte― Puedes decirle a Carlos que pase a mi oficina, ¿por favor?
― Por supuesto― Contesto ella mientras levantaba el teléfono.
― Te extrañaba― Se refirió Pedro a su oficina mientras se sentaba en su silla de trabajo. ― Este escritorio necesita algo… necesita una foto de Paula― Pensó en voz alta.
― Amigo― Dijo Carlos mientras entraba― ¡Me alegro tanto de que estés aquí! ―
Pedro se levanto y lo abrazó dándole unos golpecitos en la espalda.
― Espera un momento― Dijo Carlos mientras entrecerraba los ojos― Vuelve a levantar tu mano izquierda.
Pedro la levanto mientras sonreía
― No lo puedo creer… Pedro Alfonso… ¡te has casado! ― Carlos volvió a abrazarlo― Cuando me dijiste que estabas a punto de casarte con… esa chica ¡jamás pensé que hablaras en serio!
― Eso explica el porqué de tu ausencia en la ceremonia― Bromeo Pedro.
― Pensé que estabas jugando... no pensaba gastar dinero en un boleto de avión para que cuando llegara escuchara un: era broma. Debiste insistirme con que era cierto… así no me lo habría perdido. Aun así muchas felicidades― Carlos tomó asiento― Y bien, ¿cuál es su nombre?
― Gracias por tu felicitación. Se llama Paula Alfonso― Una amplia sonrisa apareció en su rostro― Anteriormente Paula Chaves.
― No dejaste de hablarme de ella durante 3 meses… y mira finalmente te has casado con ella. Apuesto a que son muy felices.
― Algo así― Dijo Pedro haciendo una mueca― Apenas nos casamos ayer y digamos que las cosas no han resultado tal como lo esperaba… bueno si, pero solo las cosas malas―
― No te preocupes… con el tiempo tendrán una relación llena de amor― Dijo Carlos comprendiendo las palabras de su amigo Pedro.
Pedro le había contado todo a Carlos. Para Pedro Carlos más allá de ser un amigo era un confidente.
― La hubieras traído. Pasado mañana habrá una fiesta de etiqueta ― Dijo Carlos
― ¿Qué celebramos? ― Preguntó Pedro con entusiasmo
― En lo que va del año hemos duplicado las ganancias y además firmamos contrato con Épsilon, ya sabes, la empresa que tanto deseabas.
― Estoy impactado― Dijo Pedro abriendo sus ojos como dos platos― Buen trabajo Carlos, y bueno para tu información, Paula ha venido conmigo… solo que se ha quedado en casa.
― De veras que te gusta estar cerca de ella el mayor tiempo posible, no has aguantado dejarla en Nueva York por tres días― Negó con la cabeza a manera de burla.
― Ni tres, ni dos, ni siquiera un día podría estar sin ella― Admitió Pedro― Es más, le he mentido diciéndole que tengo que estar aquí dos semanas
― Muy mal… apenas llevan un día de casados y ya has dicho una mentira Pedro― Su amigo soltó una carcajada. ― ¿Para qué le has dicho que son dos semanas?
― Porque en parte… quiero disfrutar de Hawái en compañía de ella… ya sabes como una luna de miel.
Carlos levantó las cejas con picardía.
― ¿No te ha bastado con la noche de bodas? ― Pregunto él con voz ronca, siempre bromeaba así con Pedro― Dale un respiro, hermano
Ambos rieron.Pedro miro fijamente hacia unos papeles que tenía en su escritorio.
―Te vas a sorprender por lo que te voy a decir pero― Hizo una pausa para mirar a su amigo― No paso nada ayer, no la toque, ni siquiera dormimos en la misma cama.
― ¿Qué? ― Carlos salto de su silla― Pero si la deseas desde que la conoces, como es que ahora que tienes derecho porque es tu esposa, no has aprovechado― Estaba sorprendido.
― Lo sé, se que yo mismo te decía que muchas veces tuve que controlar mis impulsos… pero la verdad es que quiero que cuando suceda sea porque ambos quisimos y no solo yo― Aclaro Pedro mientras se servía un vaso con agua.
― En eso tienes razón― Coincidió su amigo―
― Tú sabes que quiero tener familia― Dijo Pedro con media sonrisa
― Si, pero no tan pronto. También se que en este momento solo quieres demostrarle tu amor― Su amigo tenía una gran sonrisa.
― Así es― Contesto el antes de beber el agua de su vaso.
Ellos siguieron charlando mientras se ponían a trabajar. El tiempo voló, ya eran las 4:00 de la tarde y Pedro no se percato de ello, hasta que Carlos se lo dijo.
― Es muy tarde y Paula esta sin comer, le prometí que comeríamos juntos. ― Dijo saliendo de la oficina― Nos vemos.
Pedro condujo un poco rápido, anisaba llegar a casa y encontrarse con su esposa. Estacionó el coche y entro a paso rápido.
― Paula― La llamo varias veces pero no obtuvo respuesta.
Camino hasta la habitación de su esposa y ahí la encontró dormida.
Es tan hermosa pensó Pedro. Una vez más, pero sin que ella lo notará, la beso en la frente.
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