― Buenas tardes, residen…
Él ni siquiera la dejo terminar.
― Dora― Intento sonar calmado― ¿Has recibido alguna llamada de Paula?
― No, para nada… ¿pasa algo? ― Ella sabía que las cosas no estaban bien
― No nada, solo que… le había pedido que te llamara para preguntarte algo― Pedro dudo―
Hablamos luego Dora.
Pedro no le dio tiempo de decir algo más pues ya había colgado el teléfono. Reviso el identificador de llamadas… tal vez así encontraría algo.
Estaba segura de que mínimo ya había transcurrido media hora desde que no me movía de donde estaba. La gente me dedicaba miradas escandalizadas. Y entonces se me ocurrió algo.
Hice la seña a un taxi para que se detuviera
― Buenas tardes señorita, ¿A dónde la llevo? ― Abría la puerta para que ingresara en el taxi.
― Es algo complicado― Hice una mueca
― No se preocupe, llevo viviendo aquí toda mi vida, conozco el territorio como la palma de mi mano.
― Lo que pasa es que…― Dude en seguir
― Luce preocupada, ¿se encuentra bien? ― Pregunto el hombre mientras subía las bolsas en el taxi.
― Si― Le sonreí― Créame que si logra ayudarme le estaré muy agradecida― El subió al taxi y yo igual
― Usted dígame― Dijo prestándome atención.
― ¿Sabe cuáles son las empresas más importantes de aquí? Vaya tal vez no las más importantes pero… destacadas.
El hombre hizo una mueca, al parecer estaba recordando.
― Se me ocurren varias, sin embargo solo dos destacan: Interworld business y Sheppards.
Regrese en el tiempo para tratar de recordar una de las primeras pláticas que tuve con Pedro en donde él había mencionado el nombre de su empresa. Interworld dijo una vocecita en mi cabeza a manera de eco… ¡Interworld!
― Interworld business― Murmuré― ¿Sabe quién es el dueño? ― Tenia una esperanza.
― Mi sobrino, quien trabaja ahí dice que el dueño casi nunca está en la empresa, ya que pasa la mayor del tiempo en la de Nueva York… pero varias veces ha mencionado su nombre― El hombre entrecerró sus ojos― Pemi…Pedrum…Alfonso
Estaba salvada.
― ¡Pedro Alfonso! ― Dije sonriendo―
― Si… Pedro Alfonso― El hombre sonrió ampliamente― Sabia que no estaba tan lejos.
― ¿Puede llevarme a esa empresa, por favor? ―
― Por supuesto, en poco tiempo usted estará en su destino― Puso el vehículo en marcha
Sentí como el alma me volvía al cuerpo, ahora solo esperaba que Pedro estuviera aun en la empresa, si no tendría que pasar por la vergüenza de entrar y preguntar a alguien la dirección de su casa.
Carlos estaba dando las últimas órdenes a Martina para el evento del día de mañana, cuando su teléfono sonó.
― Bueno Martina, es todo, puedes retirarte. Hasta mañana―
― Hasta mañana Carlos― Dijo ella sonriendo.
― ¿Hola? ― Contesto Carlos por teléfono.
― maldición Carlos, ¿por qué no has contestado al primer timbre?
― Pedro, relájate. ¿Qué diablos te pasa? ― Dijo Carlos con el ceño fruncido y sin comprender la molestia de su amigo
― Paula―
― Deja tu molestia a un lado y explícate.
― Carlos, en este momento más que estar molesto, estoy angustiado― Pedro estaba atropellando las palabras.
― ¿Por qué? ¿Qué ha pasado? ― Pregunto levantándose de la silla.
― Llegue a la casa y Paula no está― Pedro gruño―
― ¿Y tienes idea de donde esta? ―
― Tengo una teoría― Tomo aire― Creo que se ha regresado a Nueva York, ha aprovechado que la deje sola―
Pedro murmuro algo que Carlos no logro escuchar a la perfección, pero estaba seguro de que no era una palabra muy bonita.
― Debes tranquilizarte. Iré a tu casa en este mismo momento y te ayudare a encontrarla― Carlos estaba a punto de colgar. Pero la voz de Pedro lo detuvo
― Gracias, amigo―
― No me agradezcas si no hasta cuando la hayamos traído de vuelta a tu vida― Colgó
Pedro sabía que a Carlos no le tomaría más de 20 minutos en llegar, 15 si conducía rápido. Sabía que tenía que tranquilizarse… pero como podría estar tranquilo si con esos 20 minutos le daba a Paula más ventaja para que se alejara.
Carlos salió a paso acelerado de su oficina, tomo su chaqueta y las llaves de su auto y fue directo a la salida.
Cuando abrió una de las puertas de cristal pudo apreciar a alguien bajando de una taxi con alrededor de unas cinco bolsas de tiendas exclusivas en la mano. Era una mujer. Y entonces la vio subir con temor uno a uno los escalones hasta llegar al último. Su cabello suelto le cubría parte de la cara.
― ¡Carlos, espera! ― La voz de Martina lo detuvo justo cuando el bajaba el primer escalón
― Que sea rápido, por favor― Dijo con enfado en su rostro
― Solo quería decirte que me ha surgido un imprevisto y lo mejor sería retirarme dentro de una hora― Ella lo miro fijamente― ¿Puedo?
― Si― Dijo el sin prestarle mucha atención, pues sabía que Pedro lo esperaba.
Martina ingreso en la empresa con una gran sonrisa de satisfacción.
Carlos en cambio con gesto molesto giro sobre sus talones y al hacerlo apreció el rostro de la mujer que estaba a un lado de él. Una mujer joven, pensó para sí.
Ella le dirigió una mirada al ver que él se quedaba mirándola fijamente. Después la desvió debido a que se sintió intimidada.
Carlos agito la cabeza para aclarar su mente y bajo a paso rápido dos escalones y entonces se detuvo. ¿Dónde la había visto antes? Carlos giró y la contempló de espaldas. ¿Dónde la había visto antes? Se repitió. Con paso atontado bajo otro escalón y entonces su mente se ilumino. Paula!!. Ella era Paula!.
@jesicaleiva1 :)
está muy buena la nove,seguí subiendo!!!
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