Con un movimiento rápido me puse pie y salí disparada como una bala. Al entrar a la casa fui hasta la sala y tome el teléfono que estaba ahí. Rápidamente marqué el número del celular de Pedro y cuando timbro por primera vez…se escucho el motor de un coche, el coche en el que Juan y Verónica se habían ido horas antes.
― Vamos Pedro, responde― Comencé a caminar y me senté detrás de un sillón. Segundo timbre― Por favor amor contesta
La puerta de la casa se abrió.
― ¿Dónde se habrá metido esa estúpida? ― Dijo Verónica.
Mi corazón comenzó a latir fuertemente y apreté el teléfono. Las lágrimas comenzaban a querer salir debido al temor de que Verónica me encontrara antes de que lograra ponerme en contacto con Pedro.
― ¿Si? ― Sentí un alivio del tamaño del mundo al escuchar la voz de Pedro.
― Pepe― Dije en un susurro
― ¿Quién habla? ― Pregunto él― No la escucho claramente.
― Pepe soy yo, paula. Búscame, solo debes salir de la ciudad por la carretera principal y…― Pero en ese momento Verónica me arrebato el teléfono y colgó.
― ¡Que tonta eres! ― Negó con la cabeza― Mira que pudiendo escapar preferiste regresar. Levántate de ahí.
Hice caso y me puse de pie. Juan fijo su vista en mi.
― ¿Sabes que con esa llamada lo único que acabas de lograr es perder a Pedro?
― ¿De qué hablas? ― Dije frunciendo el ceño.
― Fuimos a visitar a tu querido esposo y mientras yo hablaba con él, Juan se encargo de darle una “arregladita” al coche de Pedro.
― ¿Qué? ― Exclame agitada, presa del temor
― Lo que escuchas― Verónica se encogió de hombros― Lo más seguro es que en un par de minutos Pedro sufra un accidente y todo porque saldrá a toda velocidad buscándote, tal como le dijiste.
Me quede petrificada, simplemente no podía reaccionar. Sentí como Juan me daba un ligero empujón para hacerme caminar, pero no podía moverme, a duras penas podía seguir respirando y parpadeando.
― Si algo le pasa a Pedro― Dije en un susurro y camine hasta verónica― ¡Tú me las pagaras!
― No te tengo miedo― Alargo las vocales― No hables hipotéticamente, es seguro que a Pedro le pasara algo.
No pude contenerme más y le di una cachetada…ella me la regreso.
― ¡Jamás en tu vida vuelvas a tocarme! ― Grito― Poca cosa. Juan llévala a su recamara.
El puso una mano en mi espalda y me gire con fuerza.
― ¡No me toques! ― Me eche a andar escaleras arriba, estaba demasiado enojada y asustada. Entre a la habitación y Juan también.
― ¿Por qué no te fuiste? ― Pregunto él.
― Porque no pude― Me apresure a responder― Además eso no es de tu incumbencia. Tú ayudas a Verónica, no a mí.
― Ella no te vio entrar al granero, pero yo si― Me gire para verlo de frente, estaba sorprendida― Le dije que habías corrido directo a la carretera. Pensé que aprovecharías eso y al menos tratarías de ir a la ciudad.
¿Por qué estaba ayudándome?
― Dime exactamente lo que le has hecho al coche de Pedro― Me acerque a el.
― Los frenos no responderán muy bien― Apretó los labios― ¡Maldición! Pensé que para estos momentos tu ya estarías con el…
Sus palabras hicieron que mi corazón diera un vuelco y en mi estomago se formara un nudo.
― Ayúdame a escapar, por favor― Mi voz se quebró― O al menos avisarle a Pedro.
Se escucharon unos pasos en el pasillo y Juan se alejo de mí
― Verónica no dejara de vigilarme, al parecer sospecha que trate de ayudarte.
Justo en ese momento ella llego a la habitación.
― ¿Qué pasa aquí? ― Pregunto con las manos en su cintura
― Paula me golpeo para intentar escapar de nuevo― Juan me miro de reojo. Yo asentí
― ¡Bueno, es que tú no aprendes! ― Rió amargamente ― Por lo mismo vas a perder a Pedro.
Verónica tomo a Juan de la camisa y lo acerco a ella. Jugó con sus labios durante algunos segundos y después lo beso.
― Se lo que sientes por mi querido, y ahora que Pedro pasara a mejor vida, he decidido darte una oportunidad― Mordió su labio inferior.
Mis manos se convirtieron en dos puños. Quería golpearla, quería… matarla de ser posible.
Me miro divertida y abandono la habitación abrazando a Juan.
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Lean el siguiente......
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