Hay ocasiones en que lo ordinario queda atrás y lo extraordinario comienza a formar parte de nuestra vida. Así sucedió con Pedro y conmigo.
En un principio él no era nadie especial para mí, tan solo un individuo más en mi vida, un nuevo acompañante de rutas por recorrer, sueños que alcanzar, pero eso era antes porque ahora pedro es mi vida.
Aprendí lo que sentirse amada significa, desde hace años no he parado de sentir las mariposas revolotear en mi estómago. Una corriente eléctrica sigue recorriendo mi cuerpo cada vez que él me besa, toma mi mano, me abraza. Mis ojos ya no saben lo que llorar de tristeza significa, ahora solo conocen las gotas saladas provocadas por la felicidad. Mi mente jamás se aparta de él. No hay día en que no desee tenerlo a mi lado, repetirle una y otra vez cuanto lo amo. Mi corazón está acostumbrado al palpitar melodioso que las miradas de pedro generan.
Fue divertido ser Paula Chaves, realmente lo fue, pero eso quedo atrás… muy atrás. Aunque al comienzo me negué rotundamente a enamorarme de Pepe, con el paso de los minutos, horas y días, descubrí que era imposible, pues él había ganado mi corazón desde el momento en que tomó mi mano por primera vez. Aproximadamente cuatro años atrás, desconocía por completo el amor verdadero pero cuando sentí los suaves labios de Pedro, escuché sus tiernas palabras de amor, cambié de perspectiva y Chaves se esfumó, quedando solo paula Alfonso.
Me cuesta trabajo imaginar mi vida sin Pedro. Sin embargo, estoy consciente que algún día tendremos que separarnos. momentáneamente. Lo que nadie sabe es que mi amor por él es aún más lejano que el infinito… y por eso jamás dejaré de amarlo, mi mente seguirá pensando en él por el resto de la eternidad, mis labios preservarán el dulce sabor de los suyos, mi alma seguirá atada a él. Dentro de muchos, muchos años mi corazón dejará de latir ante la vista de todos, pero lo que ellos ignorarán es que mi amor por pedro jamás se extinguirá, hasta el último instante se mantendrá vivo…y por lo tanto mi corazón seguirá latiendo, latiendo por él, Pedro Alfonso.
El fuerte viento sopló con la misma intensidad de años atrás, cuando pasé a formar parte de la familia Alfonso. Con una mano aparte un mechón de mi mejilla y decidí dejar el pasado para otro momento y regresar al maravilloso presente.
Miré a mi alrededor y descubrí de donde provenían las risas, los murmullos, los gritos de emoción y el delicioso aroma a dulce que hacia agua mi boca. Las nubes se abrieron y dejaron al sol brillar. Era un día precioso, había colores por doquier. Con una sonrisa contemplé a los presentes y agradecí al cielo la vida que me había tocado.
De pronto, la sonrisa más pura y genuina apareció en mi cara cuando vi a mi pequeño saltando en el brincolín. Camine hacia él y al verme hizo un gesto de sorpresa.
― ¡Mami! ― Después de un par de pequeños saltos aterrizó en mis brazos.
― Mi pequeño Benja― Lo abracé y besé su mejilla.
― ¿Has visto lo alto que brinco?
― Si, lo he visto.
― Es porque ya soy un niño grande― Elevó sus brazos, como ejerciendo fuerza.
― ¡Bastante grande! ― Sonreí
Pedro benjamin, el nombre de mi pequeño. En Esta ocasión celebrábamos su cumpleaños número tres, el tiempo ha pasado tan rápido…
Cuando nació, Pedro y yo fuimos las dos personas más felices en el mundo entero, aun recuerdo su pequeña carita, la manera en que nos miró.
― ¿En qué piensas, mami? ― Preguntó Benja tomando mi mano.
― Pensaba en… ¡hacerte cosquillas! ― Dije con voz graciosa.
Benjamín gritó e intentó huir pero lo atrapé. Comencé a mover mis manos alrededor de su pequeña pancita y lo llenaba de besos.
― Con que aprovechándote de los más pequeños― Dijo pedro a mis espaldas. Miré por encima del hombro y me topé con una encantadora sonrisa― ¿Por qué no te metes con alguien de tu tamaño?
― ¡Papi ayúdame! ― Logró decir Benja entre risas.
Pedro rodeó mi cintura y me atrajo hacia su cuerpo.
― Listo campeón― Dijo pedro apoyando su cabeza en mi hombro― ¡Ahora contra mami!
― ¡Sí!
Benja comenzó a brincar y estiró sus brazos para que lo cargara, cuando lo hice Pedro nos levantó del suelo y dio un par de giros. Los tres juntos caímos en el inflable. Benja se levanto con una rapidez impresionante y se aventó sobre Pepe.
― ¡Ríndete capitán Pepe! ― Dijo haciéndole cosquillas.
― ¡Jamás pirata Pepe Junior! ― Exclamó Pedro mientras hacía gestos graciosos. Yo reí
― Los Pepes al ataque― Dije mientras intentaba levantarme pero no me lo permitieron.
― Serás nuestra prisionera. Tu castigo serán tres besos― La voz de Benja era divertida
Comenzó a depositar los tres besos sonoros en mis mejillas. Luego miró a Pedro y sonrió
― Ahora es turno de papá.
― No, no por favor― Tape mi cara y reí― Lo que sea menos ese castigo, pirata Benjamin.
― Eres la prisionera, debes recibir tu castigo― Benja sonrió y luego se colocó entre Pepe y yo― Vamos papi…quiero decir capitán Pepe
Pedro me miró con ternura y acarició mi mejilla.
― ¡Benja! ― Gritaron unas pequeñas voces.
Nuestro pequeño se puso de pie y agitó sus manos.
― Mamá, papá, ¡mis primos han llegado! ― De un salto bajo del brincolín, saliendo disparado cual cohete.
Pedro y yo nos sentamos, lo miramos reunirse con sus primos; los mellizos Fran y Delfi por parte de matias, Milagros por parte de Fede y la pequeña Juli por parte de Manu.
― La familia va creciendo― Dije en un suspiro
― Si, es verdad.
Giré mi cabeza para mirar a Pedro y automáticamente sonreí.
― ¿Pasa algo?
Él no contesto, se limitó a posicionar su mano alrededor de mi cintura y con un leve empujón, quede recostada de nuevo, el también se recostó y quedamos muy juntos
― Que bella luce hoy, señora Alfonso― Choco su frente con la mía.
― Usted luce muy guapo, señor Alfonso― Sonreí ampliamente.
― Mi bella Paula― Acarició mi mejilla― Siempre tan dulce.
Rozó su boca con la mía y comenzó a mover sus suaves labios, cerré mi mano alrededor de su brazo y correspondí el beso. Mientras sus labios recorrían los míos con suaves toques, sentí su mano bajar y entrelazarse con la mía, la apretó suavemente. Se separo un poco y me miro con sus resplandecientes ojos color café claro.
― Te amo― Le di un pequeño beso―
― Yo te amo más― Contesto sonriendo―
Acortó el espacio entre nosotros y sus labios buscaron los míos, al encontrarse sentí como él conducía nuestras manos entrelazadas a mi estómago. Nos miramos directo a los ojos.
― ¡Hey! Esta es una fiesta infantil y los niños quieren subir al brincolín.
pedro y yo comenzamos a reír
― Mati, siempre tan ocurrente― Dijo Pedro al tiempo que se levantaba.
― ¿Y qué esperabas? Es lo que me caracteriza, eso y…lo guapo que soy.
― No más que yo― Contesto Pedro con una sonrisa.
Matias caminó hacia nosotros y tomó mi mano, entre él y Pedro me pusieron de pie.
― Hola Pau― Matias besó mi mejilla.
― Hola Mati― Sonreí― ¿Y Alice?
― Si no me equivoco, ella y Lore están en una de las mesas platicando.
― Oh, ya veo…
Mi voz se vio interrumpida por unas vocecitas que gritaban y venían en dirección nuestra. Los pequeños eran perseguidos por su tío Fede, quien corría y sonreía ampliamente. Cuando estuvo junto a nosotros se detuvo y tomo aire.
― Niños, vayan a jugar con su tío Manuel― Dijo agitado.
Todos dieron media vuelta y agitando sus brazos corrieron hacia las mesas.
-------------------------------------------------
Lean el siguiente....
No hay comentarios:
Publicar un comentario