― Nos conocimos en el secundario, cuando apenas teníamos quince años. Apuesto a que no habías tomado en cuenta que tu hermano, Carlos y yo tenemos la misma edad― Pedro mantenía una sonrisa
Inmediatamente los tres rostros pasaron por mi mente. Efectivamente todos aparentaban tener la misma edad.
― Nunca me percate de ello― Dije en un susurro― Pero, si ustedes tres eran amigos, a juzgar por la foto, ¿qué paso?
Pedro me tomó de las manos y me levanto del escritorio
― ¿Cómo te sientes?
― Bien. ¿Por qué?
― Es una historia un poco complicada― Inclino la cabeza― ¿Te parece si vamos al jardín?
Yo solo asentí y él se puso de pie. Tomados de la mano atravesamos la cocina; al verme, Dora me abrazo fuertemente y me dijo que realmente le había sacado un susto. Platicamos con ella unos minutos y después seguimos nuestro camino. Pedro y yo nos sentamos bajo un frondoso árbol para protegernos del sol. Me recosté sobre el pasto y puse mi cabeza en sus piernas.
― Bien, te escucho. Realmente quiero conocer esa historia― Dije con una sonrisa
― Éramos conocidos como el trió inseparable…aunque había quien en ocasiones prefería llamarnos los mujeriegos― Pedro hiso una mueca mientras me miraba― No los culpo, me da vergüenza admitirlo contigo Paula pero es verdad que los tres hacíamos de las nuestras con respecto a las mujeres.
Yo dibuje una media sonrisa debido a ese comentario. Realmente no me había molestado. Tal vez si Pedro hubiera dicho que el apodo de mujeriego se lo decían a estas alturas…entonces sí un enojo desmesurado habría surgido en mi interior.
― Muchas veces me toco atender llamadas de chicas, todas ellas buscando a Gonzalo― Suspire― En aquel entonces suponía que era para preguntarle sobre la tarea o apuntes de clase pero…ya veo que no
― Eras una niña, es lógico― Pedro comenzó a acariciar mi cabello― Solíamos tener una absurda diversión. Nos retábamos los unos a los otros, tratando de saber quién era más hombre― Pedro soltó una carcajada― ¡Vaya que éramos unos verdaderos idiotas!
― En realidad Gonzalo no ha cambiado mucho― Endurecí mis facciones― Dice que goza de la libertad… no se quiere casar
― Carlos opina lo mismo. Al parecer solo yo estoy consciente de que llega un momento en el que una persona debe sentar cabeza y contraer matrimonio para comenzar a formar su propia familia― Pedro elevó su vista al cielo― Estoy tan feliz de haberte encontrado…
― Y yo a ti― Arranque un poco de pasto y comencé a jugar con él― Pero sigue con tu historia amor
― ¿Amor? ― Repitió Pedro― Me encanta como suena― Sin previo aviso levanto sus piernas y por tanto mi cabeza se elevo y agachándose deposito un beso en mis labios
Lentamente regreso sus piernas a la posición anterior y yo me re acomode.
― ¿De qué manera se retaban? ― Pregunte curiosa
― Competíamos por ver quién conseguía salir en una cita con más chicas― Pedro alejo su vista de mi, como si estuviera reviviendo aquellos días― Y si te soy sincero, era divertido. Lo fue durante poco más de cinco años.
― ¿Cinco años? ― Repetí sorprendida― Eso significa que mínimo jugaron con… con una infinidad de mujeres ¡Ni siquiera tengo una cantidad aproximada!.
― Lo sé, y lo peor de todo es que no me arrepiento mucho que digamos― Pedro dejo escapar una sonrisa― Estoy seguro de que Carlos y Gonzalo tampoco lo hacen. Después de todo solo salíamos con mujeres superficiales, huecas. Jamás nos interesamos en jugar con los sentimientos de las inteligentes o con buenas intenciones.
― Aun así― Entrecerré los ojos― ¡No debieron!
― Tranquila Paula, eso ya quedo atrás― Dijo Pedro con voz suave― ¿Sabes quién acabo con la diversión?
― ¿Quién? ― Me levante de sus piernas y me senté de frente a él, depositando toda mi atención en la historia, no quería perder ni un detalle. Pedro aun seguía con su vista perdida.
― Veronica Sheppard― Pedro hiso un ademan de desprecio y pesadez
― Estas diciéndome que ¿tengo que agradecerle a esa… bruja que tú, mi hermano y Carlos hayan dejado de jugar con el sexo femenino?
Pedro hiso una mueca y negó con la cabeza, luego concentro su vista en mi y rió a causa de mi boca abierta
― No cariño, ella no lo hiso con la intención de detenernos. Sin saberlo ella acabo con nuestra amistad― Pedro estiró su mano y aparto un mechón de cabello de mi cara
― ¡No pares, continúa! ― Ordene con voz fascinada a causa de la historia
― Cuando teníamos diecinueve años, Verónica ingresó a nuestra escuela, peor aún, a nuestro salón de clases. Como ya te imaginarás de inmediato atrajo la atención de todos y todas, debido a su complexión física y más aun a su manera de contonearse. Basto con que abriera la boca por primera vez para que todas se sintieran inferiores― pedro negó con la cabeza.
― ¿Tanto así? ― Pedro asintió― Y tú… tú te interesaste por ella, ¿no es así? ― Los celos comenzaron a fabricarse en mi interior, pero para mi sorpresa Pedro sonrió y negó.
― No fue así. Esa tarde nos reunimos en casa de Carlos, teníamos que realizar un proyecto en equipo…ya después saldríamos a divertirnos― Pedro se sonrojo― No te atrevas a preguntarme de que manera, por favor―
― Si no me lo dices tu, Gonzalo me lo dirá― Bromee
― Mujeres. Fiesta. Un poco de alcohol… lo primero que viniera a nuestra mente― Yo agache la mirada― Cuando digo mujeres no me refiero a compartir la cama, que quede claro. No me malinterpretes.
― ¿Ahora lees mi mente? ― Esboce una sonrisa
― Siempre la he leído, por eso se que crees en mi palabra en cuanto a lo que acabo de decirte― Pedro sonrió― El punto es que aquella tarde en casa de Carlos, tu hermano Gonzalo lanzó una nueva propuesta para divertirnos. Lograr que verónica saliera con alguno de nosotros
― ¿Pero en que pensaba el tarado de mi hermano? ― Crucé los brazos― ¿Qué no le basto con verla para saber que era de lo peor?
― Por eso es que los tres consideramos que sería un buen entretenimiento. Ella se sentiría halagada al tener tres “pretendientes” pero imaginar su cara después de que no pasara de la primera cita… era divertido.
― Sin embargo contigo si paso de la primera cita― De nuevo, los celos habían hablado por mí.
― Ya te he pedido perdón por eso, Paula― Pedro me miro serio y yo le regale una sonrisa.
― Ignórame, tu sigue― Asentí
― Al día siguiente a la salida de la escuela me acerqué a Verónica. Apenas dije mi nombre ella…― Pedro agitó su cabeza y sonrió divertido― ¡Ella me invito a salir! Yo no tuve que proponérselo…fue ella misma. Eso me hiso saber que era una mujer interesada, pues estaba consciente de quien era mi familia.
― A Gonzalo y a Carlos no les gusto la idea de perder― Susurré― ¿Eso fue lo que conllevo al fin de su amistad?
― No, eso solo fue el comienzo. Rápidamente los busqué, pero solo encontré a Carlos. Una vez que le conté lo sucedido dijo estar aliviado pues él no se sentía capaz de estar cerca de alguien como Verónica por más de un minuto ― Pedro comenzó a reír―
― Lo entiendo a la perfección. Es por eso que Carlos me agrado desde el primer momento en que lo vi― Me uní a su risa
― Eso me hiso creer que yo había sido el primero en acercarme a Verónica. Pero no fue así… yo no había sido el primero, Gonzalo ya lo había hecho― Pedro se puso serio y se sentó completamente derecho― Horas más tarde fui a tu casa, a buscarlo. Al llegar fue tu mamá quien abrió la puerta, ella iba de salida a realizar las compras para el hogar, me dijo que esperara a tu hermano en la sala; al cabo de unos minutos el apreció y por su cara… no había tenido un buen día. Apenas iba a abrir la boca cuando sentí un puñetazo chocar contra mi mejilla.
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2 capitulos!!
gracias!!
@jesicaleiva1
buenísimos los capítulos,seguí subiendo genia!!!
ResponderEliminarMuy buenos los 2 capítulos!!!! Espero los de mañana
ResponderEliminarMuy buena tu nove es atrapante te felicito por la buena adaptacion
ResponderEliminarChaaaaaaaaaaan!!!! no la dejes ahi Jesiiii!!!! quiero sabeeeeeeeer! esto solo hace que mi odio hacia Verónica aumenteeeeeeeee!!!!!!
ResponderEliminarMe encantaaaaaaaaaaa! Espero el proximo!!
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