jueves, 20 de junio de 2013

CAPITULO 54




Pedro caminaba en círculos por toda la habitación y preocupado miraba el reloj en su mano izquierda.

― Ya pasó media hora más y Paula no regresa― Suspiró― ¿Dónde diablos se ha metido?.
― No lo sé. Hace más de dos horas que salió por esa puerta diciendo que no regresaría si nosotros no recuperábamos nuestra amistad― Gonzalo se puso de pie y miro por la ventana.
― Pero ya lo hemos hecho. Ya hemos aclarado todo y míranos…no somos tan amigos como antes pero por algo se empieza― Pedro relajo un poco su entrecejo.
― Lo sé. Estoy seguro que será cuestión de semanas para que tu, Carlos y yo estemos bebiendo una copa mientras platicamos sobre nuestras interesantes vidas― Gonzalo sonrió levemente, Pedro se unió a aquel gesto.
― ¿Dónde estará tu hermana? Me preocupa que a estas horas ande sola. Ya casi anochece― Pedro también se acercó a la ventana.
― Llamémosla― Gonzalo tomo su teléfono y comenzó a oprimir teclas.
― No te molestes, antes de bajar del coche note que dejo su móvil en el asiento. Iré a buscarla― Pedro comenzó a caminar hacia la puerta.
― Voy contigo.
― No, mejor quédate aquí por si ella regresa… Paula sabe mi número de celular, avísame cuando este de regreso, por favor.
― De acuerdo― Gonzalo asintió.

¡Maldita sea! Por más que Pedro quisiera salir en busca de Paula y encontrarla, estaba consciente de que sería complicado, pues ella ni siquiera había mencionado a donde iría. Con una velocidad impresionante Pedro se metió en el coche y arrancó, enfocando toda su atención en las calles y en las personas que caminaban despreocupadas sobre las aceras mientras bebían un café o disfrutaban de un helado.
―Paula, Paula. ¿Dónde estás? ― Pedro se afianzo con fuerza al volante y gruño.

~
Estaba inspeccionando cada rincón de la habitación, examinando cada posibilidad de realizar una fuga exitosa pero no, solo había una ventana que estaba a cinco metros del piso…si saltaba era muerte segura.
Me senté en la cama y la puerta se abrió, de inmediato me puse de pie.
―Verónica quiere hablar contigo― Juan estaba recargado en el marco de la puerta.
― ¿Qué eres tú de ella? ― Pregunte mientras caminaba hasta la salida.
― Ni yo lo sé― Dijo divertido― Ahórrate las preguntas, no puedo contestar porque si no estaré en problemas.
― Entiendo― Hice una mueca.
Juan me condujo hasta lo que parecía ser una biblioteca, en el centro había un gran escritorio color caoba y Verónica estaba sentada en el mientras sostenía una carpeta amarilla en sus manos.
― Te lo pondré fácil― Bajo del escritorio con una sonrisa― Firma estos papeles y serás libre.
No podía ser tan fácil, no viniendo de Verónica.
― No te creo― Cruce los brazos― Debes querer algo más.
― No, me basta con una firma tuya. Y no me desafíes, no soy tan tonta. Échale un vistazo a estos papeles.

Tomé la carpeta y la abrí, me basto con leer la primera línea para cerrarla y ponerla sobre un estante que estaba a un lado.

― Jamás me divorciaré de Pedro― Dije con una amplia sonrisa. Verónica para nada me intimidaba, en realidad… me divertía lo ilusa que podía llegar a ser.
― No te estoy preguntando si quieres hacerlo. Simplemente lo harás y punto― Sonrió― O…
― ¿O qué?
― Da la casualidad que mi querido amigo Juan no solo es doctor― Apoyo su mano en el hombro de el― También sabe de mecánica y… el coche de Pedro podría fallar “inesperadamente”.
― Tu no harías algo así― Me apresuré a decir
― ¿No me crees capaz? ― Soltó una risita.
― Capaz sí; sin embargo dudo que lo hagas, puesto que… estas interesada en Pedro y por lo tanto no creo que quieras hacerle daño.
― Qué más da― Se encogió de hombros― Si tú te niegas a divorciarte de él, yo jamás podre estar a su lado. Y de que este contigo a que este en el otro mundo, mejor en el otro mundo― Esbozo una sonrisa.
Un gran nudo se formo en mi estómago y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Sus palabras me habían dejado horrorizada.
― Aun si yo aceptara divorciarme de Pedro el jamás se quedaría contigo…
― Cállate― Me interrumpió exaltada―Si pude conseguir que estuviera conmigo hace un par de años, puedo volver a hacerlo.
― ¡Eres una tonta! Pedro ya no es el mismo que antes, Verónica.
― Eso no me interesa― Me dio un empujoncito― Créeme tarde o  temprano firmarás esos papeles… de hecho más temprano que tarde.
Yo la mire fijamente, intentado estudiar esa sonrisa retorcida que tenía en su boca. Verónica no planeaba nada bueno.
― Juan llévala de regreso a la habitación. Y después regresa aquí, necesito que te encargues de… bueno ya lo veras― Verónica se sentó en una silla.
Juan asintió y me tomo por el brazo. Yo no proteste puesto que iba demasiado concentrada en analizar cada palabra que Verónica había dicho. Habíamos llegado a la habitación y ni siquiera lo había notado.
― Coopera y entra, Paula― La voz de Juan me saco de mis pensamientos.
― Juan, por favor no permitas que Verónica lastime a Pedro― Mi voz se quebró levemente.
Frunció el entrecejo y me miro detenidamente.
― ¿Cuánto llevan de casados?
― La próxima semana cumpliremos cinco meses― Sin notarlo sonreí―
― Dudo mucho que celebren ese aniversario― Lo mire asustada― Verónica no te dejará libre sino hasta que firmes ese maldito contrato que ha redactado― Levanto una ceja.
― Si yo lo firmo…― Dude en seguir― Si yo lo firmo ¿no le pondrán una mano encima a Pedro?
― Así es― Suspiro― Supongo que tienes el resto de la noche para tomar bien tu decisión final.

Sin más, Juan giro sobre sus talones y desapareció, dejándome encerrada bajo llave.
Me sentía terriblemente cansada y preocupada. Seguramente Pedro y Gonzalo estaban como locos buscándome, lástima que no me encontrarían, al menos no en el día de hoy.

Cuando se ama demasiado a una persona, no se puede pensar en nada más, si no en brindarle felicidad y quererlo desmesuradamente. Pero a veces eso no basta, en ocasiones es necesario hacer sacrificios por ese amor tan inmenso. Es necesario el renunciar a cosas, dejar los sentimientos a un lado; como en este caso.
Me dolería demasiado ver a Pedro sufrir, ver el cómo  Verónica y Juan llevan a la quiebra su empresa, o como… cumplen su amenaza de arrancarlo de mi lado haciendo que sufra un accidente.

Pero es que yo lo amo tanto, tanto, tanto, que soy capaz de todo por el, incluyendo la firma del contrato de Verónica con el cual le estaría diciendo adiós a pedro definitivamente...

Sin duda alguna un gran dolor explotaría en mi pecho. Pero si esa era la única manera de que el se mantuviera a salvo, tal vez debería considerar el firmar ese estúpido contrato.


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Dos capítulos!!!
gracias!!
@jesicaleiva1


4 comentarios:

  1. Sufro hasta los proximos capitulos...por favor q no tarden mucho en encontrarla!!

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  2. me encantaaaaaaaaa subi otro por faaaaaaaaaa

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  3. ayyy nooo,ojala todo se solucione y pau no firme el divorcio!!!
    buenísima la nove,seguí subiendo!!!

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  4. Qué mujer más mala esa Verónica!!! Por Dios que la encuentre en el próximo capítulo Pedro a Pau!!!!

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